Por: Wilkins A. D’Oleo
En una de las jornadas más decisivas de los últimos años, la ciudadanía ecuatoriana habló con contundencia: el país eligió seguir apostando por el joven presidente Daniel Noboa Azin, quien se impuso con una ventaja de más de diez puntos sobre su principal contendora, Luisa Magdalena González Alcivar, la figura más visible del movimiento correísta.
Con el 90% de las actas escrutadas, el Consejo Nacional Electoral (CNE) confirmó que Daniel Noboa obtuvo el 56% de los votos, frente a un 44% para Luisa González. La presidenta del CNE, Diana Atamaint, fue clara al afirmar que los resultados reflejan una “tendencia irreversible” que posiciona al binomio de la alianza Acción Democrática Nacional (ADN) como ganador definitivo: Daniel Noboa y María José Plúas Pinto.
Una victoria que supera el margen y el discurso
En un país históricamente polarizado entre correísmo y anticorreísmo, la victoria de Noboa no solo es numérica, sino simbólica. Superar por más de un millón de votos a una candidata respaldada por el expresidente Rafael Vicente Correa Delgado representa un quiebre claro: Ecuador ha decidido pasar la página.
“Hoy Ecuador ha votado por un presidente joven que ha trabajado por mejorar la vida de los ecuatorianos. Hoy es una jornada histórica, una victoria histórica… que no deja duda de quién es el ganador”, declaró Noboa, celebrando una victoria que no sólo reafirma su liderazgo, sino que legitima su primer paso al poder tras las elecciones anticipadas de 2023.
La reacción opositora: una denuncia sin pruebas
Sin embargo, la jornada no terminó sin tensión. Luisa González Alcivar denunció públicamente lo que calificó como “el mayor fraude que han visto los ecuatorianos”, sin presentar evidencias concretas. En contraste, misiones de observación internacional y organizaciones civiles reportaron un proceso electoral pacífico y técnicamente sólido, con incidencias menores dentro del margen habitual.
El naufragio del correísmo
Lo que en otras elecciones habría sido una lucha cerrada, esta vez fue una declaración masiva de distanciamiento político del correísmo. González no solo cargaba con su propia candidatura, sino con el peso simbólico de Rafael Correa, un expresidente prófugo de la justicia ecuatoriana y condenado por corrupción, cuya figura sigue generando pasiones, pero también rechazos.
El resultado revela una sociedad que exige más que ideología: demanda resultados, renovación y gobernabilidad.
El reto de Noboa: ahora sí empieza el mandato completo
A sus 36 años, Daniel Noboa entra en su primer mandato completo con un capital político fuerte, pero también con desafíos colosales: criminalidad desbordada, debilidad institucional, crisis penitenciaria y una economía que aún no despega.
Lejos del discurso populista, su gestión ha apostado por un enfoque tecnocrático, pro-empresa y de perfil internacional, que ahora deberá traducirse en políticas sostenidas y cambios estructurales.